La luz de la tierra de Daniel Wolf
Ya sabéis lo muchísimo que disfruto sumergiéndome en
una novela histórica que transcurra en la Edad Media, y si además, dicha
novela, está protagonizada por personajes ya conocidos con los que había vivido
una historia de lo más apasionante, entonces esa novela tiene ya prácticamente
varias estrellas de la puntuación ganadas.

Hoy os traigo La luz de la tierra, continuación de la
maravillosa novela La sal de la tierra , en la que pudimos descubrir a Michel Fleury y
su evolución desde la nada hasta llegar a convertirse en un prestigioso mercader y alcalde de la ciudad de Varennes.
En esta segunda entrega de la saga, Michel Fleury,
sigue ocupando el puesto de alcalde y una posición privilegiada en el consejo
de la ciudad. Continúa trabajando por los ciudadanos de Varennes, por la
igualdad de los más desfavorecidos y por posicionar a la villa en un punto de
vital importancia para el comercio de la zona. De hecho, una de sus nuevas
ideas, será poder celebrar una feria de carácter anual en Varennes, teniendo en
cuenta la importancia que tenían las ferias en aquellos días, por ser lugar de
encuentro entre los comerciantes de muchos puntos de Europa, y por todos los
impuestos y dinero que dicha celebración aportaría a la ciudad y a sus
habitantes. Sin embargo, el ambicioso proyecto, no alcanzará el éxito esperado,
y serán muchas las dificultades y muchos los inconvenientes y obstáculos que el
alcalde y sus allegados tendrán que superar para poder salir airosos de este
duro trance que afectará seriamente a la ciudad.
Además de Michel, en esta novela será también su hijo
Rémy el que desempeñe un papel protagonista de la historia. Para disgusto de
sus padres, Rémy, nunca se sintió atraído por el negocio del comercio familiar;
sus sueños, sus ambiciones, su pasión, siempre estuvieron vinculados a los
libros, y es por ello que se ha convertido en el primer ciudadano laico en
abrir un taller de escritura en una ciudad. Rémy, para disgusto del abad del
monasterio, que ve cómo peligra la labor de su scriptorium, se ha convertido en
un verdadero artista como iluminador de libros, reconocido ya en muchos lugares
de Europa, desde donde le llegan con frecuencia encargos para que ilustre o
haga copias de obras para gentes importantes de la nobleza. Pero por si no
hubiera puesto en su contra ya lo suficiente a todo el clero de la ciudad, su
próximo proyecto no hará más que empeorar las cosas: Rémy tiene un sueño que
cambiará realmente la ciudad, quiere construir la primera escuela laica, en la
que todos los niños de Varennes puedan estudiar sin importar su nivel
económico, ya que hasta el momento, sólo los que podían permitirse las tasas
que cobraban en la escuela del monasterio, eran los que tenían la posibilidad
de recibir una formación. Pero la escuela soñada por Rémy, no sólo quiere ser
diferente en cuanto a ser más igualitaria, sino que pretende que lo que se
imparta en esa escuela sea de utilidad para los niños en su futuro: no quiere
que los niños aprendan sólo salmos, quiere que aprendan aritmética, geometría,
gramática…quiere que se formen en condiciones, pues es consciente de que unos
ciudadanos bien formados, lograrán que las ciudades del mañana sean ciudades
pioneras en grandes avances y grandes progresos.
Pero el hecho de tener al clero en contra por su
profesión, enemistándose nuevamente con ellos por el sueño de construir su
escuela, y finalmente, enamorándose perdidamente de la mujer de la que no
debería haberse enamorado, harán que la vida del taciturno y tranquilo Rémy se
complique hasta el punto de poner a la ciudad en una grave y seria encrucijada,
en la que serán muchos, los que incluso, lleguen a temer por sus vidas.
Además de los personajes masculinos, nuevamente el
autor, ha logrado crear unos personajes femeninos fuertes, inteligentes,
potentes, capaces de traspasar con su garra, su decisión y su energía las
páginas del libro. Me ha encantado de nuevo Isabelle, la mujer de Michel, que
sigue a pesar de tener ya una edad llevando las riendas de su negocio como si
fuera el primer día, y sigue viviendo con una independencia, una autonomía y
una seguridad, que desarman a cualquiera que se cruce en su camino.
Philippine, el amor de Rémy, también será un personaje
que nos conquiste nada más conocerla: pasional, culta, inteligente, arriesgada,
decidida… Sabe lo que quiere y no se anda con rodeos a la hora de conseguirlo.
Su historia nos hará sufrir, pero también nos envolverán con el amor, la pasión
y las chispas que surgen siempre que están juntos: eran dos seres que estaban
destinados a encontrarse.
La exquisita ambientación de la historia, ha sido una
vez uno de los puntos fuertes de la novela:nada más abrir el libro, uno viaja
en el tiempo y se empapa de los olores, sabores, colores, paisajes y sonidos
del siglo XIII. El lector se siente en todo momento en la ciudad de Varennes,
en sus bosques, en sus valles… Se empapa del ajetreo de su comercio, visualiza
sus casas, sus talleres, el consejo de la ciudad, la escuela, sus tabernas…
Todo está tan magníficamente descrito, explicado, retratado, que es una
maravilla pasar unos días sumergidos en plena Edad Media.
Vuelvo a destacar aquí, lo muchísimo que me ha gustado
ver cómo se intentaba crear una escuela laica, cómo se llevaba a cabo, cómo se
buscaba el maestro adecuado, cómo van incluso hasta la universidad de París
para encontrar al mejor profesor, pudiendo disfrutar gracias a este viaje, de
cómo eran incluso las clases en la universidad en aquellos días: incluso en
este pequeño detalle se para con mimo el autor, para que saboreemos un poco de
las universidades de aquellos tiempos.
Y otra parte importantísima a la vez que emocionante,
es comprobar cómo va evolucionando el comercio: las ferias, la competencia, los
impuestos, los aranceles, los usureros, los prestamistas… Es una auténtica
maravilla poder disfrutar en primera persona de algo tan importante como es la
historia del comercio y de las economías de los pueblos de una forma tan amena
y tan instructiva a la vez: me ha encantado ver la evolución, tanto del
comercio como de las ciudades, que en estos años vivieron cambios de vital
importancia.
Poco más me queda ya que contaros, sólo deciros que si
habéis disfrutado leyendo La sal de la tierra, disfrutaréis de nuevo con su
continuación y las apasionantes aventuras que los Fleury os tienen preparadas:
guerras, amor, historia, comercio, arte, cultura, traición, venganza, lucha de
clases, ideales, sueños, pasión… todos estos ingredientes, aderezados con una
magistral ambientación en la Europa del siglo XIII y narrada con una prosa
amena, dinámica, directa y fluida, os garantizo que serán motivos más que
suficientes para que esta historia se saboree y se disfrute como una auténtica
delicia.
Excelente reseña :)
ResponderEliminarQuizás lo mire porque tu opinión me ha encantado, aunque la novela histórica no me suele gustar mucho...
Un saludo y te espero por mi blog ^^
Este libro no es para mi, no me llama la atencion.
ResponderEliminarSaludos
No he leído aún el anterior. Y me queda claro, tras leerte, que tengo que hacerlo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Tengo pendiente todavía la primera parte y aunque tarde sé que lo leeré seguro.
ResponderEliminarUn beso ;)
La anterior la tengo en casa y acabará cayendo tarde o temprano (espero que más temprano que tarde), así que he pasado en diagonal por tu reseña para no saber demasiada información de la trama. Me quedo con lo mucho que te ha gustado.
ResponderEliminarUn besito.
Sin duda me lo apunto. A mi también me apasiona la novela histórica!!
ResponderEliminarNos leemos!
Se puede leer esta sin haber leído la anterior??
ResponderEliminarAmigos, os invito a visitar :
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