Hojas de
dedalera de Victoria Álvarez

Con un
extraordinario poder narrativo, Victoria Álvarez, nos lleva al Londres
victoriano, concretamente al año 1888 que es el punto de partida de nuestra
historia. Conocemos entonces a la pequeña Annabel Lovelace, tiene seis años, y
vive con su tío, guarda del cementerio de Highgate y su esposa Heather. La
madre de Annabel, prostituta de la famosa calle londinense Whitechapel, ha
decidido enviar a la pequeña con su hermano, para mantenerla alejada de todos
los peligros que acechaban en aquella zona…
Annabel
tiene una grave enfermedad cardíaca, para la que cada día debe tomar unas gotas
de digitalina, que se extrae de las hojas de dedalera. La niña nos cautiva por
su delicadeza, por su enfermedad, por sus juegos solitarios entre las tumbas y
panteones de Highgate, por tener que dormir en un ataúd al no tener dinero
suficiente para comprar una cama… Y entonces llega el día en que toda esa
delicadeza se mezclará con el poder que le otorgará el descubrimiento de un
increíble don que posee, debido en gran medida, a la enfermedad que padece: es
capaz de ver y comunicarse con los muertos que no han podido cruzar todavía al
Otro Lado, por tener todavía asuntos pendientes que solucionar con los vivos…
Pero desafortunadamente, descubre su don de la manera más trágica, pues es el
espíritu de su madre el primero que se le presenta… Al poco rato de tan dramático encuentro, la policía
llega a la casa informando de que la prostituta había sido brutalmente
asesinada, y todo apunta a que ha sido una de las víctimas de Jack el
Destripador…
El tiempo
va pasando y su tío, no tarda en sacar provecho económico de la niña, trayendo
a casa a gente rica aficionada al espiritismo, tan de moda en aquella época en
la ciudad… Pero un día, éste pierde los papeles y Annabel se ve obligada a
escapar junto a su tía del lado de este malnacido… En su huida, entre los
nichos del cementerio, se encuentra con un caballero que le robará el alma y el
corazón nada más verlo; gracias a él, encuentra un pasadizo que las conducirá a
la tan ansiada libertad que iban buscando…
Años más tarde, Annabel se ha convertido en una de las más famosas
espiritistas de Londres. Se codea con los más importantes aristócratas e
incluso con la propia reina Victoria, que también ha requerido sus servicios…
vive una vida acomodada con su tía y Ada, una adolescente a la que ha acogido
después de que la hubieran echado de casa por tener el mismo don que la propia
Annabel… A pesar de que ya hace mucho tiempo que escapó de la casa del
cementerio de Highgate, no ha podido olvidar a su Caballero sin Nombre, quien
pronto se convertirá en su espíritu protector, y mucho más… Pero su felicidad
no podrá ser plena por el momento: Un agente de Scotland Yard, obsesionado con
los crímenes de Jack el Destripador, será capaz de cualquier cosa con tal de
conseguir alguna información que le ayude a resolver el antiguo caso. La
resolución de estos crímenes al igual que el de Víctor Rosenfield, su caballero
ahora ya con nombre, harán tambalear la tranquila vida que hasta el momento
llevaba la bella médium, y la llevarán a descubrir un pasado que nunca se
podría haber imaginado…
El libro
está dividido en tres partes perfectamente diferenciadas. La primera se centra
en la niñez de Annabel en el cementerio de Highgate; la segunda, ya con 21
años, su etapa como reputada espiritista en la ciudad del Támesis. Es esta la
parte más romántica del libro, pues vivimos la fogosa relación de Annabel y
Víctor, una apasionada historia de amor, que no se detendrá ante nada ni ante
nadie, ni ante vivos ni muertos, una historia de amor que nos hace volver a
creer en los amores eternos… La última
parte está cargada de acción, no pude parar hasta llegar al final de libro una
vez que la empecé. La autora da un giro inesperado en la parte final que consigue
hacernos sufrir muchísimo, hace que necesitemos respuestas, soluciones, muchas
explicaciones… Y lo mejor de todo, es que ningún cabo es dejado al azar.Todo
queda perfectamente zanjado, concluido, explicado… con un final que para nada es
el habitual, pero que a mí me ha encantado y reconozco que es el que había
deseado…
Ha sido una
lectura magnífica; he disfrutado muchísimo, tanto con la historia en sí como
con la forma en que ha sido escrita; la autora tiene una prosa que te atrapa ya
desde las primeras páginas, hace unas descripciones capaces de hacerte
retroceder en el tiempo de una forma mágica, he estado en el cementerio de
Highgate , he sentido las miradas de los ángeles de piedra clavadas en mí, he
oído alejarse los coches de caballos, vi la suciedad de Whitechapel, los lujos
de las mansiones de los aristócratas, la luz de los ectoplasmas… Victoria
Álvarez hace con el lenguaje lo que quiere y más, lo domina y lo moldea a su
gusto, de la forma que sabe que nos envolverá en la trama para no dejarnos
escapar hasta que lleguemos a la última página.
No sólo la
capacidad narrativa de la autora es sobresaliente en la novela. La ambientación
es excelente, recrea la época y la ciudad con una precisión asombrosa, con unas
descripciones tan góticas, tan decimonónicas, que envuelven a los personajes y
a los lugares con un toque misterioso, tenebroso y bello a la vez. La caracterización
de los personajes también está muy cuidada: Annabel, rodeada de ese aura de
misterio, belleza, fragilidad, poder… un personaje que nos gana desde que la
conocemos, por la inmensa capacidad de amar que tiene su delicado corazón.
Víctor Rosenfield, capaz de enamorar a cualquiera que lo conoce, con esa labia
que engatusa, que nos hace reír, sonrojar, disfrutar… yo también he caído en
sus redes así que entiendo perfectamente a la pobre Annabel… Y no sólo con los
principales ha realizado la escritora un gran trabajo, pues con los secundarios
(Ada, Heather, Nathan- un inspector de Scotland Yard perdidamente enamorado de
nuestra protagonista…) tampoco ha descuidado ni el más mínimo detalle.
Así que
ahora sólo me queda recomendaros encarecidamente la lectura de la novela, llena
de misterio, de intrigas, de magia, de amor… Enmarcada en un escenario y una
época ya de por sí cautivadoras; una historia y unos personajes de los que
cuesta muchísimo despedirse, y que han conseguido hacerme creer que puede que
algún día, nos encontremos de nuevo en el “Otro Lado”.