PALMERAS EN LA NIEVE

                   Palmeras en la nieve de Luz Gabás

Con este sugerente título, Luz Gabás, nos hará partícipes de un precioso relato colonial, que tiene lugar en la lejana Guinea, tierra a la que muchos españoles ponían rumbo para mejorar sus condiciones económicas, especialmente en las décadas de 1940 y 1950.

Los hermanos Jacobo y Kilian son los protagonistas de nuestra historia. Son dos jóvenes de Pasolobino, un pueblo de la montaña oscense, que al igual que su padre Antón, deciden también trabajar en la plantación de cacao de la finca Sampaka, en la isla de Fernando Poo en Guinea Ecuatorial.

 La historia comienza con la primera campaña de Kilian, poco antes de coger el barco que le llevará hasta ese desconocido y misterioso lugar que cambiará sus vidas para siempre. Los acompañamos durante la larga travesía, y ya vamos viendo lo diferentes que los hermanos Rabaltué son entre sí. Jacobo es un viva la vida, sólo quiere pasarlo bien, y toma su estancia en Guinea como un mero trámite para hacer el suficiente dinero que le permita llevar una vida de gran calidad. Kilian es un joven responsable, trabajador, se interesa por conocer más a fondo las costumbres y el idioma del país en el que va a pasar tan largas temporadas, y dedica sus días en el barco a aprender nuevas cosas sobre su futuro destino.

Una vez en Sampaka, vemos lo difícil que le resulta a Kilian acostumbrarse al estilo de vida del lugar. El calor, las condiciones de trabajo, las relaciones entre blancos y negros, su falta de firmeza a la hora de dar instrucciones y tomar decisiones… Tendrá que cambiar mucho para poder adaptarse a su nuevo hogar, veremos su evolución, nos conquistará con su buen corazón, y nos trasmitirá el amor que llega a sentir por este país y sus gentes.

Las campañas en las plantaciones son muy largas; son estancias de veinticuatro meses seguidos que se alternan con pequeños períodos vacacionales en España. Los blancos, tanto los colonos como los braceros, tienen sus familias en la península, pero la mayoría para hacer más agradables sus días en Guinea, tienen “amigas” negras. Jacobo, tiene una larga lista de conquistas, pero es un hombre racista; no le importa acostarse con ellas, pero jamás se le pasaría por la cabeza enamorarse de una.

Kilian, en cambio, es totalmente diferente. Siente verdadera pasión por toda la cultura y tradiciones guineanas, le gusta empaparse de sus costumbres, aprender su idioma, sus ritos, trabajar con ellos codo con codo, sin darle la mayor importancia a la diferencia del color de la piel. Y aunque es un joven muy apuesto con el que todas las chicas querrían estar, él no es como su hermano, ni le gusta la forma en la que la mayoría de sus compañeros tratan a estas mujeres…  Así que un día, sucederá lo inevitable, y se enamorará perdidamente de la mujer más hermosa que sus ojos han visto, pero su historia de amor no será fácil, y tendrán que vivir un amor prohibido.

En la actualidad, año 2004, la joven Clarence, hija de Jacobo, descubre en la casa familiar de Pasolobino, unas antiguas cartas de la época que su padre y su tío pasaron en Guinea… Lo que en ellas encuentra, la lleva a pensar que un oscuro secreto ha intentado ser cuidadosamente guardado  por su padre y por su tío, por lo que decide hacer pequeñas averiguaciones, hasta que finalmente se da cuenta de que sólo yendo a Guinea, podrá atar los cabos necesarios que necesita para descubrir la verdad… Nada podría hacerle imaginar, que este viaje iba a cambiar su vida y la de toda su familia para siempre…

Me ha gustado mucho esta novela; en primer lugar, porque me gustan las buenas historias que se cuentan de forma sencilla, clara y directa, y que consiguen engancharte ya desde que arrancan las primeras páginas. Por otra parte, porque la época colonial de los españoles en Guinea, es un tema del que nunca había leído nada, y me ha encantado conocer tan a fondo este país, sus gentes, sus costumbres, su historia, así como sus problemas sociales y políticos. En tercer lugar, porque la belleza de la isla se escapa por cada una de las páginas del libro; la autora consigue trasmitirnos sus colores, sus sonidos, su calor, su luz… nos hace ser partícipes de la historia y consigue trasladarnos de pleno a la isla de Fernando Poo, y es maravilloso que un escritor consiga hacerte viajar a hermosos lugares sólo con sus palabras. Y por último, porque consiguió emocionarme con la historia hasta hacerme saltar las lágrimas y me ha dado muchísima pena terminarlo…

Así que ahora sólo me queda invitaros a conocer a fondo la forma de vida de las plantaciones de Fernando Poo  y la historia de la familia de Rabaltué, que podría haber sido la historia de cualquier familia que hubiera decidido mejorar su situación económica trabajando en Guinea Ecuatorial.

Una novela sencilla, llena de magia, de exotismo, de amistad, de traición… una bonita y dura historia de amor enmarcada en un entorno de ensueño, que hará las delicias de todos aquellos que disfrutéis con una historia que tranquilamente podría haber sido contada por cualquiera de nuestros abuelos.