martes, 27 de diciembre de 2016

TIERRA SIN HOMBRES

                              Tierra sin hombres de Inma Chacón

Tierra sin hombres nos lleva a la Galicia de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, nos traslada en cuerpo y alma a la pequeña aldea de Cobas, situada muy cerquita de Ferrol, en la que nos sumergiremos en una saga familiar que nos atrapará de una manera deliciosa.

Las protagonistas indiscutibles de la novela de hoy, serán sin duda tres mujeres: Rosalía, lechera de profesión en la pequeña aldea, y sus dos hijas, Elisa y Sabela.

La novela comienza en el cementerio, están enterrando al hombre que más quiso a Elisa en su vida : Eloy, y a partir de este entierro, de este cementerio que la autora toma como punto de partida en cada capítulo, volveremos la vista atrás, y nos adentraremos en las vidas de estas tres mujeres: veremos cómo Rosalía se enamora de Mateo, cómo su marido, al igual que muchos hombres de la época se iba a hacer las Américas en busca de nuevas oportunidades, cómo un día Mateo regresa con su hermano sordo, Manuel, a quien deja al cuidado de la familia y que pasará con ellas muchísimo más tiempo que él mismo, y cómo nacen las dos pequeñas : Elisa, una dulce belleza pelirroja de ojos verdes, y Sabela, morena, racial, extraña y temida, desde el mismo instante en que llegó a este mundo.

Rosalía, que quiere lo mejor para sus hijas, para que no sufran todo lo que ella ha sufrido (pobreza, soledad por la ausencia del marido, un trabajo extenuante de sol a sol…), planea en silencio desde hace tiempo, casar a su hija Elisa con Eloy, el hijo del pescadero, que además de gozar de una magnífica posición económica, acaba de ser el primer chico de toda la aldea que ha obtenido el título de bachiller: no podría encontrar "mejor partido" para su Elisa… Sin embargo, lo que menos esperaba Rosalía, es que sería su hija pequeña, Sabela, la que estaba perdidamente enamorada de Eloy, y que Elisa, había perdido por completo la cabeza por Martín, un atractivo minero que acababa de llegar a trabajar en la mina del pueblo, y que no paró hasta conseguir que la bella Elisa cayera rendida ante sus encantos. Esta manera de truncar los planes de boda que con tanto cuidado había tramado Rosalía, no será más que el comienzo de una serie de tragedias y desdichas que afectarán por completo a toda la familia.

Descubrí a Inma Chacón con Tiempo de Arena , un libro que me encantó (más que éste), y en el que, al igual que en la novela de hoy, eran sus personajes femeninos los que llevaban todo el peso de la novela. La creación de personajes creo que es el punto fuerte de la autora, ya que, sin necesidad de elaborar un argumento demasiado enrevesado ni una trama demasiado compleja, es capaz de diseñar unos perfiles cargados de tanta personalidad, tan bien definidos y que trasmiten tanto, que ellos solos, acompañados de una magnífica ambientación y un delicioso estilo narrativo, son más que suficientes para configurar una historia de calidad y de lo más entretenida.

Que la historia transcurriera en Galicia, en Ferrol en concreto, tan cerquita de donde vivo, fue otro de los motivos que me animaron a querer leer esta novela. La época también me resultó de lo más atractiva, ya que, mis propios abuelos nacieron entre finales del XIX y principios del siglo XX, y algunos de ellos en aldeas, por lo que las historias que me contaban de niña, de cómo se vivía en aquellos tiempos, todavía vagan por mi mente, y tengo que reconocer que la autora ha recreado fielmente aquellos días, aquellas aldeas y aquella Galicia lluviosa y gris, llena de meigas, de humedad, de supersticiones y chismes, de verdes campos, acantilados y playas salvajes, hermosas y solitarias, de lavaderos, lecheras y vacas, de  romerías y verbenas, de fiebres y hambruna.

Es extraño lo que me ha sucedido con esta novela, ya que va de menos a más: al principio no pasaba nada que lograra cautivarme ni engancharme a la trama, pero no podía parar de leer, el simple hecho de saber qué le depararía el futuro a estos tres personajes, se convirtió en la razón fundamental para seguir leyendo. No sucedía nada impactante, pero estaba toda entretenida indagando en los más íntimos secretos de las vidas de Rosalía, Sabela y Elisa. Me encantaba la ambientación y la manera tan deliciosa en la que me estaban contando la historia. De repente, en la mitad del libro, sucede un acontecimiento que da un giro inesperado a la trama y que ya nos mantendrá en tensión hasta que se descubre quién fue el responsable del mismo. Por lo tanto, la segunda mitad de la novela, ya uno necesita leerla del tirón para poder desenmarañar todo el misterio que condujo a esta familia a la mayor de las desgracias.

Como decía antes, los personajes son uno de los puntos fuertes de la novela : ¡vaya tres mujeres! Qué manera de evolucionar, de crecer, de tramar, de amar… No me ha entusiasmado ninguna de ellas, pero de todas me ha gustado mucho algo y las he valorado por algo determinado en algún momento de la trama : me encantó la fogosidad de Elisa, que destacaba en contraposición a su timidez ante todo en la vida, y que la llevó a vivir el amor libremente; la fuerte personalidad y la inteligencia de Sabela, y el hecho de que era la única a la que en aquellos tiempos parecía darle igual “el qué dirán”; la inagotable capacidad para trabajar de Rosalía de sol a sol para sacar a su familia adelante hasta el final de sus días, es algo que también me hizo admirarla en todo momento… Aunque todas ellas también tuvieron momentos en los que me decepcionaron con sus decisiones y por sus traiciones…

Los personajes masculinos, aunque no lleven el peso de la historia, son también fundamentales en la novela: Eloy fue mi personaje favorito, ¡qué hombre más bueno!, su bondad, su amor, ese corazón que se veía que no le cabía en el pecho, traspasaba las páginas del libro y nos hacía adorarlo cada vez que aparecía en escena. Martín, también tenía su punto: apuesto a rabiar, simpático, audaz, desafiante, decidido a hacer todo lo que esté en su mano por conseguir a la mujer que ama… Eso sí, un poquito vividor de más que le hacía perder puestos en comparación con Eloy. Y por supuesto, la figura de Manuel, personaje sordo, y mejor representante de la maestría con la que la autora crea personajes, ya que, a pesar de su sordera, de la timidez de este personaje que parece esconderse de todo y de todos, su presencia, su manera de ser, y su importancia en la trama, no pierden fuerza en ningún momento, todo lo contrario, la autora consigue que Manuel nos llegue con la misma intensidad que todos los demás.

Era muy común en estos tiempos en Galicia que los hombres emigraran a América en busca de nuevas oportunidades: muchos se iban y apenas volvían a pisar su tierra, de ahí, que nuestra Rosalía de Castro, llamara a estas mujeres que quedaban al mando de las familias y de las tierras “viudas de vivos”. Inma Chacón, se inspiró en la historia de una de estas viudas para crear Tierra sin hombres, y creo que quiso rendir homenaje a Rosalía de Castro por ser fuente de inspiración, llamando Rosalía a la matriarca de la familia de la novela de hoy.


Me he empapado de la esencia de Galicia a lo largo de todas las páginas de esta novela, he estado en una aldea gallega de principios del siglo pasado hasta el final del libro. He disfrutado del hermoso paisaje de nuestra tierra, de nuestras tradiciones, de nuestras supersticiones… Me ha encantado inmiscuirme en las vidas de cada uno de los miembros de esta familia para descubrir su historia, una saga familiar con sus secretos, sus amores, sus traiciones, sus temores, su lucha por salir adelante y conseguir un futuro mejor. Así que si disfrutáis de las sagas familiares, no dudéis en adentraros en las páginas de esta mágica Tierra sin hombres , dejaos empapar no sólo por la lluvia de esta hermosa tierra, sino por la historia de una humilde familia en una pequeña aldea, que con muy poco, consigue dejarnos llenos de una grata satisfacción lectora cuando terminamos la novela.



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