miércoles, 17 de mayo de 2017

MEDIA VIDA

                                 Media vida de Care Santos

Soy de la generación que creció leyendo Torres de Malory y Las mellizas de Santa Clara. Aquellas lecturas marcaron mi infancia por completo, y todavía los recuerdo como unos de los mejores libros que he leído en mi vida, tanto por lo feliz que me hacían sentir, como por la manera en que lograban sumergirme en las historias que en aquellos maravillosos colegios tenían lugar. Creo que es por esto, que hoy en día, cuando leo la palabra internado en el argumento de alguna novela, mi nostalgia hace que algo se me remueva por dentro, y tenga una necesidad imperiosa de hacerme con ese libro, y una esperanza todavía mayor, de que, esa lectura, consiga hacerme sentir lo que aquellas historias de mi niñez tan fácilmente lograban…

Y así fue, como al leer la sipnosis de Media vida de Care Santos, mis ojos empezaron a iluminarse por completo cuando descubrí, que las protagonistas del premio Nadal de este año, eran cinco niñas que en pleno verano del año 1950, estaban internas en un colegio de monjas de Barcelona, y jugaban juntas, por última vez, al juego de “Acción o verdad”, un juego, que aunque ellas todavía no lo supieran, iba a cambiar sus vidas para siempre y por completo…

Aquellas cinco niñas de catorce años, van a ser las protagonistas de nuestra historia, y aunque todas ellas estaban en el mismo internado, las razones por las que estaban allí, al igual que sus orígenes, no podían haber sido más dispares. Por un lado tenemos a las gemelas Marta y Olga Viñó, cuya madre está a punto de venir a buscarlas para comenzar una nueva vida junto a su nuevo padrastro. Lolita, es huérfana, sus padres, músicos, perdieron la vida trágicamente y ella acabó en manos de las monjas paulinas… Nina tiene padres, pero están demasiado ocupados con su negocio como para cuidar a su hija pequeña, así que prefieren visitarla allí cuando les viene bien… Y por último, la pequeña Julia, huérfana también, pero con una condición social muy inferior a la de sus compañeras… La pequeña Julia, tiene que trabajar mucho ayudando a las mojas para “agradecer” que se estén ocupando tan bien de ella….

Tras aquella fatídica noche, las niñas se separarán y no volverán a encontrarse hasta más de 30 años después, cuando, una de las gemelas, Olga Viñó, tiene la “genial” idea de reunir a sus antiguas amigas del colegio ahora que van a celebrar su 45 cumpleaños. Es por ello que decide empezar a buscar a cada una de ellas, y preparar una cena en la que puedan juntarse, recordar, ponerse al día y hablar de cómo habían cambiado sus vidas.

La estructura de la novela es muy clara y bien organizada: tras el prólogo que trascurre en el internado en el año 1950, la autora nos lleva hasta 1981, y a partir de aquí, la novela se dividirá en capítulos que tendrán por protagonistas a cada una de aquellas niñas que se han convertido en mujeres de lo más distintas. Veremos cómo eran en el pasado, cómo han transcurrido estos treinta años en sus vidas, y cómo los hechos acontecidos durante ese tiempo las han hecho convertirse en las mujeres que son hoy en día. Posteriormente, encontramos a las compañeras en el restaurante en el que se va a celebrar la cena: allí hablarán, se pondrán al día, y se abrirán de una manera trascendental, algunas, incluso, lograrán encontrarse a sí mismas. Finalmente, una escena final en otro lugar (que no mencionaré aunque no sea de gran relevancia), en el que los puntos sobre las íes que faltaban serán por fin puestos, y el perdón y las lágrimas contenidas durante largo años, serán derramadas y concedido, como parte del proceso de redención….

Uno de los aspectos que más me ha gustado de la novela, ha sido la manera en que la autora retrata la época que a las protagonistas les tocó vivir: primero, los años de la dictadura, y en el presente de la novela, la época de la transición, ambas etapas muy duras para la mujer en nuestro país. La dura realidad a la que tenían que enfrentarse aquellas que decidían ir a la universidad, aquellas que no querían casarse, aquellas que tenían algo que decir o que pretendían pensar por sí mismas, aquellas que fuera de la forma que fuera, intentaran salirse del lugar para el que habían nacido: la casa al cuidado de sus maridos y sus hijos.

También me ha encantado la cuidada ambientación histórica del libro, y cómo la autora, aprovechando retazos de la vida de alguna de las protagonistas, consigue incluir capítulos importantes o acontecimientos curiosos, que marcaron la historia de nuestro país en aquellos años tan convulsos, tan duros y tan complicados: la aprobación de la ley del divorcio, los abortos clandestinos y sus consecuencias, las míseras condiciones de las cárceles en los años 60, la polémica que generó la visita de los Beatles, el poder de la iglesia y la manera en la que se silenciaban todas las barbaridades cometidas por los que formaban parte de ella…

Un aspecto que no me ha logrado convencer y que ha impedido que conectara con las protagonistas de la manera en la que me habría gustado, ha sido que todas y cada una de ellas, me ha parecido que estaban demasiado estereotipadas: Olga, acomplejada desde niña, se ha convertido en una mujer aburrida, amargada, sólo preocupada por el qué dirán y por meter las narices en las vidas de los demás. Marta, su hermana, sumida en un matrimonio infeliz, que le ha llevado incluso a convertirse en algo con lo que no soñaba, y la ha obligado a alejarse de su sueño de convertirse en novelista que era lo que siempre deseó, y a llevar aguantando infidelidades de su marido desde prácticamente el día que lo conoció. Lolita, enamorada de quién no debe desde que era una niña. Nina, como representante de la mujer madura que no quiere hacerse mayor, y que pretende vivir, vestir, amar y comportarse como cuando todavía tenía 20 años, eso sí, totalmente segura de sí misma, vital y más feliz ahora que cuando los tenía. Y finalmente Julia, la pequeña Julia, que se ha convertido en una famosa diputada socialista, que por supuesto, como mujer que ostenta un cargo de poder, está soltera y sin hijos.

En resumen, una novela coral que tiene como protagonistas a las mujeres de una generación a la que le tocó enfrentarse a grandes y difíciles cambios, muchos de ellos realmente duros para ellas, pues, al haber sido criadas en un ambiente tan rancio, tan hipócrita, tan machista, y al haberles inculcado desde niñas unos valores tan estrictos e incluso retrógrados, hay que entender que a muchas de ellas les costara tanto o se sintieran realmente mal cuando sentían por dentro la necesidad de alejarse del “buen camino” y de llevar a cabo sus más profundos sueños y deseos.


Una novela que se lee sola, con prosa ágil y diálogos amenos, que no dejan de estar cuidados en ningún momento, ya que, si algo caracteriza a Care Santos es su exquisita forma de contar historias. Una novela que nos acercará, en mi caso, a las mujeres de la generación de mi madre, y en la que tantas cosas características de ella, de su niñez, de su juventud y de su madurez aquí me he encontrado. Una novela que nos hará agradecer, que los tiempos, afortunadamente, hayan cambiado tanto, y que las conversaciones que hoy mantenemos alrededor de una buena cena, distan mucho de las que se mantenían en los años 80.


Otras novelas de la autora reseñadas en el blog : 






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