LOS BUENOS SUICIDAS

                        Los buenos suicidas de Toni Hill

Antes de comenzar a hablar sobre este libro, me gustaría advertiros, para que no sigáis leyendo esta reseña, si no habéis leído previamente la novela anterior del autor: "El verano de los juguetes muertos", con la que inició la saga policíaca protagonizada por el inspector de policía Héctor Salgado, ya que, voy a desvelar detalles y datos que son de importancia relevante en el otro libro, y para nada quiero fastidiaros la lectura y disfrute de una historia tan buena y tan recomendable.

Volvemos de nuevo a encontrarnos en Barcelona. El inspector Héctor Salgado continúa sin conocer el paradero de su ex mujer, Ruth; el hecho de no encontrar pistas que seguir, ni poseer datos que le puedan indicar una salida o explicación posible a su misteriosa desaparición, lo están desquiciando por completo.

En una de sus muchas noches de insomnio, provocado por el resquemor que le produce el sentimiento de impotencia de no ser capaz de encontrar a la madre de su hijo, recibe una llamada del nuevo agente que trabaja para él: una mujer acaba de arrojarse a las vías del metro, todo parece indicar que ha sido un suicidio, sin embargo, un último mensaje de texto con una foto aterradora encontrada en el teléfono móvil de la víctima, hacen que los agentes decidan investigar un poco más acerca de la mujer fallecida.

La víctima es Sara Mahler, una joven austríaca que llevaba años trabajando para una importante firma de cosméticos como secretaria de dirección. Era una mujer muy reservada y solitaria, pero una trabajadora ejemplar y muy leal a su jefe y a la compañía. Nadie parece conocer lo suficiente acerca de su vida privada, cómo para poder tener algún indicio de qué ha podido llevar a la chica a suicidarse…

Pero lo que realmente llama la atención de los agentes, es descubrir, que otro hombre que trabajaba para la compañía, el joven Gaspar Ródenas, también había cometido suicidio unos cuantos meses atrás, con el agravante de que éste último, decidió acabar con su vida después de haber asesinado a su esposa y a su bebé… Su violento y bárbaro acto, también había dejado perplejos a cuántos lo conocían y lo rodeaban, pues nada ni nadie diría que existía ningún tipo de problema entre la joven pareja…

¿Habrán sido dos casos aislados?¿Qué sucede o qué ha sucedido en los “Laboratorios Alemany” para que dos de sus empleados hayan cometido suicidio en un período de tiempo tan corto?¿Han sido realmente suicidios?¿O habrá una mano negra detrás de todo ello?

A partir de aquí, una serie de muertes, que recuerda un poco al famoso “Diez negritos” de Agatha Christie, comienza a desencadenarse…

¿Podrá Héctor Salgado y su equipo encontrar la explicación y resolver el caso?

De nuevo, con un ritmo vertiginoso, Toni Hill consigue tener al lector mordiéndose las uñas desde las primeras páginas del libro. Como parte altamente positiva de esta segunda novela, tengo que decir que el estilo narrativo del autor, considero que es mucho mejor que en su anterior libro. Su ritmo, su prosa, sus descripciones, sus diálogos…me han enganchado desde el principio, pues si recordáis, en la reseña de "El verano de los juguetes muertos", mencionaba que me había costado un poco adaptarme al ritmo y estilo del autor. Sin embargo, en esta ocasión, me ha gustado todo desde el primer capítulo: el contenido y el continente… La trama, el argumento, me han parecido de lo más atrayentes, y no sé si a alguien más le ha pasado lo mismo que a mí, de pensar un poco en la gran dama del crimen y sus “Diez negritos” a medida que avanzaba en mi lectura… Y los que me seguís, y sabéis cuánto me gusta la buena de Agatha, pues imagino que ya sabréis que eso ha sido un gran punto a su favor…

Seguro que también os preguntáis qué ha sido de Leire Castro…Pues bien, el personaje de Leire, mi favorito en la anterior historia, está de baja esperando el nacimiento de su bebé. Activa e inquieta como es ella, la casa se le está cayendo encima por no tener nada que hacer, así que decide ponerse a investigar por su cuenta y sin decírselo a Héctor, la desaparición de Ruth…Leire tendrá que remover el pasado más lejano y más oscuro de la ex mujer del inspector, y poco a poco, obtendrá pequeñas pistas y datos, que puede que algún día, ayuden a esclarecer algo acerca de su paradero o de lo que lo pudo haber sucedido…¿Seguirá Ruth todavía con vida?

El libro no se lee, se devora. El autor ha crecido, en mi humilde opinión, como escritor. Ya no sólo ha tenido una gran idea y nos ha puesto delante un misterio que resolver, sino que la forma en la que lo cuenta, ahora, ya nos encaja y nos hace sentirnos muy cómodos desde las primeras páginas.

Puede que en su anterior historia, el misterio fuera más original que en esta ocasión, pero de nuevo nos hace rompernos la cabeza intentando averiguar lo que ha sucedido, cómo ha sucedido y por qué ha sucedido… dotando de nuevo a la historia de giros inesperados, cuando ya parecía que estábamos encauzados hacia la explicación final…y cuando un autor de intriga hace eso, y me engaña…pues es que me encanta!

También quiero mencionar la maestría con la que dibuja y perfila los personajes, no sólo los principales protagonistas de la saga, sino también en este caso, todos los que tienen algo que ver con los crímenes que se están investigando. Víctimas, compañeros, jefes, testigos ... las personalidades y vidas de todos aquellos que pueden tener algo que ver o que decir sobre el caso, nos son cuidadosamente presentadas y descritas, para que la historia resulte todavía mucho más palpable y cercana.

He disfrutado muchísimo con esta historia, tanto como con la anterior, así que no me queda más que recomendaros su lectura. Pero que sepáis que de nuevo, nos toca esperar a que Toni Hill publique pronto la continuación, porque al igual que había hecho en la anterior novela, algo que no pertenece al misterio principal, queda todavía sin resolver… Y cuánto se sufre cuando se termina un libro y no todos los cabos quedan por fin perfectamente atados! Impaciente estoy por tener en mis manos, una nueva aventura de mi ya querido Héctor Salgado.