En la
tierra del fuego de Carla Federico
Por todos
es sabido que la decisión de emigrar a otro país, no es una decisión fácil, y
todo lo que ello conlleva, es todavía mucho más complicado. Si esa decisión,
aún encima, era tomada hace más de un siglo, imaginaos las dificultades que
aquellos que soñaban con un futuro mejor, iban a encontrar en su camino…
Puerto de
Hamburgo, Alemania,1852. La joven Elisa von Graberg, está a punto de embarcar en
el Hermann III, el barco que la llevará a Chile, a ella y a otros muchos
alemanes, que tentados por el gobierno chileno, no dudaron en poner rumbo a lo
desconocido, ante la idea de convertirse en propietarios de tierras fértiles y
animales, pues se necesitaba gente para habitar las grandes áreas despobladas
que había en el país… “propietarios”, una palabra con la que nuestros
protagonistas en su país sólo podrían soñar…
Elisa viaja
acompañada de su padre, Richard von Graberg, y la joven Annelie, con la que
Richard ha contraído matrimonio en segundas nupcias, poco antes de cumplirse un
año de la muerte de la madre de Elisa… Elisa no admite este matrimonio, su
madre, con la que habían hecho todos los planes previos a esta gran aventura,
era la que debía de estar allí, no Annelie… No soporta ver la delicadeza con la
que la trata su padre, no entiende que haya podido olvidar tan pronto a su
querida madre…
Poco antes
de zarpar, Elisa se encuentra con el pequeño Poldi, a quien tiene que salvar de
un aprieto en el que se ha metido… pero este pequeño incidente, hace que nazca
entre ellos una bonita amistad. Sin embargo, dicho altercado, está a punto de
costarles a ambos su viaje… Pero de casualidad, Cornelius aparece en escena en
el momento oportuno, y es gracias a él, que Poldi y Elisa, por fin, consiguen
emprender el tan ansiado viaje… Elisa cae rendida, ya desde ese momento, a los
pies de su joven salvador, por suerte, le quedan muchos días en el barco por
delante, para disfrutar de su compañía.
Comienza
así la primera etapa del libro, que consiste en “El viaje”, se nos cuenta la
travesía hasta Chile, muy bien detallada y narrada; se nos describe el barco,
las diferencias entre clases, las diferentes condiciones meteorológicas a las
que iban teniendo que enfrentarse a medida que avanzaban en su ruta, las
enfermedades, conocidas y no conocidas que aparecían entre los pasajeros y
miembros de la tripulación… y lo más importante, aquí es cuando vamos a conocer
a los principales personajes del libro, que junto con los von Graberg, nos
harán vivir esta historia de colonización. Poldi, viaja acompañado de sus
padres y de sus cinco hermanos, ellos son la familia Steiner. También están
Lambert y Emma Mielhahn, con sus hijos Viktor y Greta. Cornelius viaja con su
tío, el pastor Zacharias Suckow. Y por último, tenemos a Julianne Eiderstett,
una mujer que viaja sola, que sabe ganarse nuestro respeto por su carácter
seguro y decidido desde el momento en que aparece.
¿Por qué
menciono en esta ocasión a tantos personajes? Porque para mí, esta es una
novela coral en la que todos los colonos son importantes; lo siento, no veo a
los personajes de Elisa y Cornelius tan fuertes como para poder llevar sobre
sus espaldas el peso de la novela, es el conjunto de todos estos colonos, el
que hace posible que la historia, sea una buena historia… Puede que la autora
quisiera dar énfasis a la importancia de la unión de un grupo para poder formar
una colonia, a la necesidad del trabajo en equipo para levantar una aldea en un
lugar inhóspito, haciendo que en esta ocasión sean tantos los personajes
protagonistas con los que vamos a convivir y a conocer tan de cerca.
Sí,
reconozco que la historia de amor entre Elisa y Cornelius es parte del eje de
la novela, pero tampoco es una historia tan apasionada de las que hacen
suspirar, es una historia de amor de la que parece que todo y todos quieren
ponerse en contra, nada les sale a derechas, pero muchas veces es por su culpa,
por no reaccionar como tendrían que reaccionar en determinados momentos… Y que
conste que no es que hayan despertado mi antipatía ninguno de los dos, pero no
entiendo las ansias de Elisa de contentar a su padre intentando ser el hijo
varón que nunca tuvo, y a pesar de ser una mujer muy trabajadora y luchadora
por las tierras con las que sueña, no le veo la misma sangre para el amor ni
para las demás facetas de la vida. Y a Cornelius, pues le veo que también peca
más o menos de lo mismo; es demasiado bueno, y tanta bondad a mí llegó a
enfadarme en más de una ocasión. Me gusta “enamorarme” del protagonista
masculino y admirar y desear ser la protagonista femenina de esta tipo de
novelas, pero esta vez no conseguí meterme en la piel de ninguno de los dos.
No
obstante, la novela cuenta una historia buena y sobre todo muy interesante.
Desconocía por completo el tema de la colonización alemana que se había llevado
a cabo en Chile, y en este sentido, el libro ha resultado de lo más
enriquecedor. Una vez que nuestros colonos llegan a su nueva patria, después de
meses de dura travesía, no hacen más que encontrarse con todo tipo de problemas.
Al llegar son engañados, y tienen que sufrir mucho antes de acercarse un poquito
más a su sueño. Aquellas tierras prometidas, parece que jamás podrán poseerlas…
Pero por
suerte, conocen a una familia tirolesa, que les cuenta, que existe un lago, al
que los colonos llaman de Valdivia, rodeado de fértiles tierras, que el
gobierno está dispuesto a entregar en propiedad a aquellos que las trabajen y
cuiden… El camino hasta allí es muy duro, pues hay que cruzar una peligrosa
selva, pero la llegada merecerá la pena, pues les esperan las tierras con las
que tanto han soñado…
Comienza
así la etapa del libro que transcurre en el lago. El grupo de colonos tiene que
levantar una pequeña aldea de la nada, ya que ni los terrenos estaban
preparados para ser cultivados. Les espera mucho trabajo, muchas penurias,
mucha hambre, pero ahora ya están en sus tierras y saben que con mucho
esfuerzo, podrán conseguirlo.
La última
parte del libro transcurre cuando ya los colonos tienen sus vidas establecidas
junto al lago, han pasado los años, y todos han ido formando sus propias
familias. Esta última parte, ha sido para mí, de las mejores del libro. Parece
que los personajes nuevos ya van teniendo más garra, consiguiendo también que
los antiguos saquen lo mejor de ellos mismos, aparece en escena Manuel, hijo de
Elisa, quien me ha encantado desde el principio. Es un chaval con las ideas muy
claras, que no se detiene ante nada ni ante nadie, ambicioso y con ganas de
prosperar, luchará con uñas y dientes para conseguir lo que desea.
Por supuesto,
Elisa y Cornelius, aunque han pasado 28 años desde aquel día en el puerto de
Hamburgo, siguen sin estar juntos a pesar de amarse, sin embargo parece que
ahora, sí que van a encontrar por fin el momento adecuado (No penséis que con
este dato os fastidio el libro, pues esta información ya aparece en el prólogo
de la novela, que comienza en 1880). Y
un detalle que me ha llamado la atención, han sido la cantidad de líos
amorosos que la autora ha conseguido crear en una comunidad de colonos tan
pequeña…ya veréis, ya…
En resumen,
que estamos ante una novela muy bien documentada sobre este período de
colonización de Chile por parte de los alemanes. Se ve que la autora ha hecho
un trabajo de investigación exhaustivo, pues son muchos los datos históricos
que aparecen reflejados en el libro. También hace una muy buena descripción de
los paisajes, fauna y flora del país, es capaz de hacernos sentir que estamos
en aquellos lejanos lugares en una época ya también lejana, y eso para mí, esa
capacidad de transportarme, es muy importante. Y la historia de los colonos, de
todos ellos en su conjunto, también ha logrado encandilarme. Porque son gentes
que sufrieron mucho, que trabajaron y lucharon duramente por conseguir lo que
más deseaban, porque las personalidades de cada uno de ellos están muy bien
definidas, y podemos perfectamente formarnos una imagen de cómo actúan, hablan
y reaccionan en cada ocasión.
Y a nivel
edición, me gustaría comentar que hubiera preferido que la portada no se
pareciera tanto a la de “En el país de la nube blanca”. El libro contiene una
buena historia, esta semejanza por lo tanto, la considero totalmente innecesaria.
La portada es muy bonita, muy evocadora… pero no quiero que me haga pensar en
otro libro. Merecía tener una portada exclusiva para él.
Quisiera añadir también, que tras haber leído el apunte histórico final del libro, parece que la autora tienen intención de continuar contándonos las andanzas de estos colonos a través de la vida de Manuel, el hijo de Elisa; con lo que me ha gustado este personaje, espero que así lo haga y no nos haga esperar demasiado.
En
conclusión, no dejéis de conocer de cerca una parte de la historia de este
exuberante país, acompañad a Elisa, a
Cornelius, a Poldi y a todos los demás colonos, a descubrir las aventuras que
les esperan en su nuevo hogar, allá “En la tierra del fuego”
Pinta bastante bien, y es una ambientacion de la que no he leido nunca nada. Lo dejo apuntado para el otoño, que seguro que le saco tiempo. Besos
ResponderEliminarLa tenía ya apuntada y esperaba leer alguna reseña para tenerla más en cuenta, porque no conozco a la autora, así que, después de tus comentarios, me resulta más atractiva y veré si puedo hacerme con ella. Es verdad que a veces las portadas se parecen mucho unas a otras. Ahí los editores pecan un poco de falta de imaginación.
ResponderEliminarBesos
De primeras no me llamaba mucho la atención, pero ahora me parece que voy a tener que darle una oportunidad, que no tiene mala pinta. Y de esta parte de la historia nunca he leído nada, así que más razones para querer leerla.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muy buena reseña, lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarBesos
Creo que lo voy a dejar pasar... se me sigue pareciendo sospechosamente a "En el país de la nube blanca"...
ResponderEliminarBesotes
A mi me encantó...de hecho me leería su segunda parte sin dudar.
ResponderEliminarUn beso!
Contrariamente a otros, este si lo he visto por acá (Chile), debe ser porque trata de la colonización de Valdivia por los Alemanes. Creo que lo voy a apuntar en mi lista de lectura.
ResponderEliminarToda la zona de Valdivia, sigue siendo hasta el día de hoy un enclave de cultura alemana.Se puede ver en las construcciones, la gastronomía y bueno en los apellidos.
Me parece interesante leerlo.
Pues parece muy interesante, además no conozco nada de esta época y a mi me encanta la historia, asi que lo tendré en cuenta.Besos
ResponderEliminarNo se yo si sería un libro de mi pleno agrado, aunque en tu reseña lo dejas bastante bien... tal vez me lo piense :)
ResponderEliminarCoincido contigo en que la historia de amor no es de las mejores, pero aún así se lee enseguida, por lo menos a mí me consiguió enganchar. En lo que no estoy tan de acuerdo es en Manuel, que a mí me parece un poco caprichosito, no?
ResponderEliminarY otra cosa, ya sé que no te tira Isabel Allende, pero me recordó un poco por el tema de la colonización de Chile al de Inés del alma mía, yo te lo dejo caer a ver si te animas!
¡Por fin, lo leí! La primera parte se me hizo muy pesada, más que nada por la narración; tanto paréntesis en un texto "oficial" no me gusta en los autores, aunque no le quito mérito a nivel descriptivo. Y coincido contigo en casi todo, a Elisa y Cornelius yo los hubiera puesto a hablar enseguida y, sinceramente, creo que está muy desaprovechada por los saltos temporales. Sin duda, la mejor parte fue la última, donde parece que la personalidad de Manuel acelera todo y es la que engancha. Lo veo demasiado impulsivo y terco pero también leería con gusto su historia y la adaptación de las próximas generaciones a su tierra adoptiva.
ResponderEliminarLo he dejado a la mitad, a ver si me animo a seguir. De momento no me ha gustado mucho
ResponderEliminarA mí me gustó mucho, también era desconocido para mí la emigración a ese país por parte de tantos alemanes. Junto a este libro la triología de En el país de la nube blanca, y también de la misma autora, la isla de las mil fuentes, descubro un género que nunca había leído. Un saludo!!
ResponderEliminarP.D: La isla de las mil fuentes es altamente recomendable.