jueves, 30 de octubre de 2014

CAUSAS NATURALES

                    "Causas naturales" de James Oswald

Con el brutal asesinato de un destacado hombre de la ciudad de Edimburgo, arranca la novela que os comento hoy.

Estando fuera de servicio, el recién nombrado inspector de Policía Tony McLean, ve el dispositivo de emergencias de la policía activado en la casa de un conocido anciano de la comunidad: la científica, las sirenas encendidas, las entradas cuestionadas por los agentes...todo le hace sospechar que algo realmente grave ha tenido que suceder... Decide entrar a comprobarlo, y se encuentra con una escena de lo más sangrienta y siniestra. Sin embargo, el encargado de la investigación en ese momento, le hace ver que ese no es su caso y le invita a abandonar la casa con la misma rapidez con la que ha entrado en ella...

Lo que menos se esperaba McLean, era que el próximo caso del que le tocaría ocuparse, sería mucho más atroz que el que acababa de presenciar; tras la llamada de un constructor que se encargaba de las obras de restauración de una prestigiosa mansión de la zona,  McLean acude al lugar de los hechos para ver lo que han encontrado y qué es lo que ha alarmado tanto a los obreros. Cuando lo ve con sus propios ojos, no puede evitar que se le encoja el alma : Se trata del cuerpo de una joven crucificada en el suelo, abierta en canal y sin ninguna de sus vísceras en el interior. El cadáver ha aparecido en el sótano, en una especie de habitación oculta que había sido sellada a conciencia, y la escena del crimen hace pensar, que algún tipo de ritual satánico ha sido practicado con la pobre mujer. A McLean le encantaría encontrar al salvaje que ha cometido una asesinato tan espeluznante, sin embargo no lo va a tener nada fácil, la joven lleva muerta por lo menos sesenta años...

Estos dos cadáveres serán los primeros de una larga lista que irá aumentando a medida que avanzamos en nuestra lectura. Una serie de asesinatos en los que lo macabro y lo sangriento parecen ser el denominador común, en los que McLean y su equipo tendrán que encontrar no sólo al asesino, sino también, y lo más complicado, intentar descubrir qué es lo que los une, qué pueden tener en común para que el asesino los haya elegido para perpetrar tales barbaridades.

Estamos ante una novela negra por la brutalidad de los crímenes que nos vamos a encontrar, pero también ante una novela policíaca que cumple el patrón clásico de descubrimiento de los cadáveres, investigación minuciosa, hallazgo de evidencias que ayudan a atar cabos y finalmente, resolución del caso. Un patrón que entre los que disfrutamos del género funciona muy bien, nos gusta, nos engancha y no nos cansamos de leer novelas basadas en este esquema.

Me ha gustado mucho el Inspector protagonista; es el típico tipo que cae bien por la naturalidad que desprende su personaje; es un tipo normal, cercano, buen amigo de sus amigos, mejor nieto y apasionado de su profesión. Con un pasado marcado por diversas tragedias, no se nos presenta como un ser gris ni demasiado deprimido, por eso es tan fácil empatizar con él desde el primer momento. Los personajes secundarios que encontramos en la novela también están muy bien perfilados y por supuesto ayudan a que el resultado final de la novela sea tan bueno : desde el forense Angus Cadwallader, hasta el joven, astuto y eficaz agente MacBride que acaba de ingresar en el cuerpo y que contrasta claramente con el veterano sargento Bob el Cascarabias, entrañable a pesar del mote que le han puesto sus compañeros.

Otro punto positivo a destacar, es lo bien que aparece reflejado en la novela la función de los diversos especialistas que se ven involucrados en los casos policiales cuando es cometido un asesinato. También me ha gustado la forma en la que se describe el ambiente en la comisaría, las relaciones entre los compañeros, los superiores, los distintos cuerpos especiales y ver cómo se comportan en los afterwork cuando están fuera de servicio. La novela nos proporciona una visión clara, completa y cercana de lo que puede ser la vida de un típico inspector de policía en Escocia, es una estampa real y creíble, lo que hace que la novela se lea con mucha facilidad.

Como puntos negativos tengo que decir que algunos de los cabos los pude atar antes de que se destaparan en el libro, y aunque no fui capaz de levantar todo el petate, sí que no me encontré con el factor sorpresa que me gusta saborear en los capítulos finales de este tipo de historias.


Así que, si no os asustan las brutales descripciones de asesinatos que encontraréis en esta novela, sólo me queda animaros a disfrutar de esta primera entrega de lo que es ya una saga de cuatro libros publicados hasta el momento en Escocia con gran éxito entre el público. Presente y pasado, rituales satánicos, ocultismo, nombres célebres de la comunidad, asesinatos en serie... todo ocurriendo a la vez bajo la atenta mirada de mi ya querido inspector Mc Lean, que espero que en la siguiente novela sea mucho más rápido que yo a la hora de resolver el, espero, complicado caso que venga a presentarme.


miércoles, 22 de octubre de 2014

LOS CAMINOS DEL MAR

                 "Los caminos del mar" de Magdalena Albero Andrés

Atenas, año 286 a.C. La joven Irene tiene 15 años , y cuando no era más que una niña, perdió a su madre y a sus hermanos a causa de la peste. Desde aquel momento, quedaron solos su padre, Kleón, y ella, y Kleón decidió romper las tradiciones de aquellos tiempos, que relegaban a un segundo plano a la mujer en cuanto a educación se refiere, y crió a su hija fomentando en ella el interés por la cultura y el saber, por lo que Irene se ha convertido en una mujer culta, inteligente y con la misma preparación que cualquier hombre de la época pudiera tener.

Desgraciadamente, Irene tendrá que enfrentarse a un nuevo duro golpe que la vida le tiene preparado. Debido a los cambios políticos que está viviendo el país, Kleón será acusado injustamente de traición y será enviado a la cárcel. Preocupado por el futuro y el bienestar de su hija, Kleón encomienda a su familiar y gran amigo Herófilo, el cuidado de Irene hasta que él pueda salir de prisión y solucionar los problemas en los que ahora se ha visto involucrado.
Herófilo de Calcedonia, es un gran médico y maestro que vive en la actualidad en Alejandría junto a su amada esposa Caledonia. Comenzará así el primer viaje de Irene, que se verá obliga a abandonar su ciudad natal para comenzar una nueva etapa en la lejana ciudad egipcia junto al gran Herófilo, quien, con total dedicación, continuará la labor de aprendizaje que había iniciado su padre.

Sin embargo, el destino querrá que antes de llegar a su destino final en Alejandría, Herófilo, su discípulo Linos e Irene, tengan que pasar, en contra de su voluntad, una larga temporada en la isla de Creta. Será en esta isla donde Irene comience a ver de cerca cada día el trabajo médico realizado por Herófilo y por Linos, y poco a poco se dará cuenta de lo interesante y apasionante que es la medicina, y será en ese momento cuando se despierten en ella las ansias por aprender una ciencia que en aquellos días estaba completamente prohibida a las mujeres.

Comienza entonces en Creta su formación como médico al lado de uno de los más grandes de la época, formación que continuará en la Escuela de Medicina de Alejandría, donde Herófilo tendrá serios problemas por permitir que una mujer pretenda ponerse a la altura de los hombres.

El lector acompañará a Irene día a día, y será testigo directo tanto de la evolución interior que experimentará nuestra protagonista como del duro camino que tendrá que seguir para lograr convertirse en médico. Viviremos con ella su primer amor, su primera pasión, sus éxitos, sus fracasos...pero sobre todo veremos cómo Irene sale airosa de cada golpe que le propina la vida, cómo lucha por sus convicciones y por conseguir abrirse un hueco en un mundo en el que los hombres eran los únicos que podían llevar la voz cantante.

Uno de los mejores puntos que tiene la novela es la cuidada ambientación en la que está recreada nuestra historia. La autora logra desde el primer momento trasladarnos a la Grecia y a la Alejandría de aquella época, se ve que ha hecho un minucioso trabajo de documentación para hacernos partícipes de las costumbres y el estilo de vida que existía en aquellos tiempos.

Me ha gustado mucho que Ptolomeo I , rey de Egipto, aparezca en la novela codeándose con otros personajes reales como Herófilo de Calcedonia pero también con los personajes ficticios que protagonizan esta novela. En el libro queda perfectamente reflejado el interés que Ptolomeo tenía por convertir la ciudad de Alejandría en uno de los centros culturales y económicos más importantes del Mundo Antiguo, y así presenciamos las obras de construcción del famoso faro, los inicios de su Biblioteca, la importancia que se le daba al arte y a los estudios en el Museo, y también el floreciente comercio que se vivía en su puerto. Ptolomeo I y su esposa eran unos eruditos, y durante su gobierno se esforzaron por trasmitir la importancia de cultivar el saber entre sus súbditos, y así lo respiramos en las páginas de nuestra novela.

Otro personaje que tengo que mencionar pues fue uno de mis favoritos es la hetaira Areté, a quien Irene conoce en uno de sus viajes y que se convertirá en una gran amiga. Encontré en Areté muchas de las cualidades que me habría gustado ver en la protagonista; para mí Areté representa la fuerza, la valentía, la inteligencia...Me gusta que en aquellos días las mujeres que no se conformaban con casarse y ser relegadas a un segundo plano, prefirieran convertirse en hetairas (mujeres independientes, cultas, libres que ejercían la prostitución en la antigüedad), para al menos poder vivir la vida como ellas querían y no siendo anuladas y sometidas a la voluntad de un marido, que era lo que tenían que hacer la mayoría en aquella época.

Como puntos negativos tengo que mencionar principalmente la monotonía de la narrativa de la autora, que a pesar de tener una prosa sencilla,clara y sin artificios, no logra trasmitir sensibilidad ni emocionar como debería... A mí no ha conseguido hacerme vivir la historia en primera persona, que es como me gusta vivir este tipo de historias, he vivido este libro como una mera espectadora, una espectadora que veía la sucesión de los acontecimientos de manera lineal, sin vuelcos en el corazón, sin conseguir que se erizara el vello de la piel, sin intensidad en las partes que así lo requerían... La escritora tenía una muy buena historia, pues a mí me ha parecido la mar de interesante, sin embargo no ha sabido contárnosla con la fuerza que podría haberlo hecho. La figura de Irene no se ha explotado al máximo, se le podría haber sacado mucho más partido y a veces  el desarrollo de los acontecimiento en vez de fluir de manera más natural, resultaba forzado y como metido con calzador. La sorpresa me la he llevado cuando he leído las últimas páginas que forman el epílogo de la novela, ya que en esta parte final de apenas ocho páginas, la autora dota a cada párrafo de una gran carga emotiva y muchísima sensibilidad, y al terminar el libro sólo pude preguntarme que por qué no habría hecho lo mismo en el resto de la novela.


Así que, si queréis sumergiros en el fascinante mundo antiguo pasando unos días por tierras helenas y egipcias, asistiendo a los primeros pasos dados por la ciencia médica y la cirugía, escuchando a grandes sabios, maestros y filósofos hablar sobre la vida y lo que realmente importa, siendo testigo de la lucha que algunas mujeres comenzaron ya hace cientos y cientos de siglos por conseguir una igualdad que tanto se ha tardado en conseguir y por la que todavía se sigue luchando...no dudéis en adentraros en "Los caminos del mar" para acompañar a Irene en su apasionante aventura por la vida.


lunes, 13 de octubre de 2014

UNA CASA EN THORNWOOD

                      “Una casa en Thornwood” de Anna Romer

No sé si os pasa lo mismo que a mí, pero yo es ver en un argumento las palabras “casa abandonada”, “terrible secreto del pasado”, “saga familiar” y “muerte en extrañas circunstancias” que tengo que anteponer sí o sí, esa lectura a todas las que esperan en mi mesilla de noche; son términos que funcionan como un imán para mí, pues este tipo de historias suele tener muchos de los ingredientes que hacen que una lectura sea de lo más adictiva y entretenida: misterio, amor, algún asesinato sin resolver, el partir de cero en una nueva vida… Siempre me han resultado lecturas de lo más agradables y la que hoy os traigo, os adelanto ya, que también es una buena historia de las que no decepcionan.

La protagonista de hoy es la joven australiana Audrey, que vive en Melbourne con su hija Bronwyn de 11 años. El padre de Bronwyn acaba de suicidarse y a pesar de que ya estaba casado con otra mujer, Audrey no puede evitar sentirse verdaderamente afectada por haber perdido al hombre con el que compartió su vida durante casi 8 años. Todo lo que gira en torno a la muerte de Tony está rodeado de un halo de misterio, de cabos sin atar, nadie se explica lo que ha podido conducir a un hombre como él a terminar con su vida…

Pero Tony antes de morir, sí que pensó en su hija y en que no le faltara de nada. Es por eso que, en herencia, le deja una imponente casa de campo en Queensland, Thornwood House, una casa y unas raíces de las que Audrey jamás había oído hablar y que serán solamente el principio del descubrimiento de la intensa historia en la que se vio envuelta toda la familia de su exmarido.

Tras las indecisiones iniciales que acompañan a todo gran cambio vital, finalmente Audrey y Bron deciden romper con todo y mudarse para comenzar una nueva vida en la tranquila Queensland, tan diferente a todo lo que estaban acostumbradas hasta el momento.

Durante las tareas de limpieza y restauración de la casa, Audrey encuentra primero una foto antigua de Samuel Riordan, del que posteriormente averiguará que era el abuelo de Tony y del que todo el pueblo dice y piensa que había asesinado a la abuela de su exmarido, Aylish. Será el destino el que quiera que encuentre unas cartas escritas por Aylish, unas cartas en las que se cuenta la apasionada historia de amor que hubo entre Samuel y ella… Mirando la foto de Samuel, y tras leer las viejas misivas encontradas, Audrey tiene el presentimiento de que es imposible que Samuel hubiera asesinado a la mujer que tanto amaba… Es así como decide ponerse a hurgar en el pasado, intentando descubrir quién y por qué decidió acabar con la vida de la joven Aylish tanto tiempo atrás… Lo que menos imaginaba Audrey, es que este asesinato no fue el único que ha habido en la familia de su exmarido, y una vez que se mete en la guarida del lobo para destapar toda la verdad ya no podrá salir de allí sin una respuesta… Está dispuesta a todo para conseguirlo, para limpiar el nombre de Samuel y sobre todo para poder entender qué es lo que llevó a Tony a decidir quitarse la vida cuando estaba tan lleno de ella.

Como comentaba al principio, estamos ante una de esas historias que conmigo suelen ser un acierto seguro, pues me encantan los asesinatos, los secretos familiares, los misterios que encierran las casas abandonadas y ser testigo del comienzo de una nueva historia de amor, especialmente protagonizada por personajes que han sufrido de este mal en el pasado y que son reacios a enamorarse de nuevo… Todos estos elementos los encontraréis en la novela de hoy, así como una saga familiar llena de asesinatos, celos y secretos cuya trama está perfectamente hilvanada y con una resolución de todos los casos magníficamente cerrada y explicada.

Los principales protagonistas de la novela son Audrey y su hija Bron en el presente. Audrey en primera persona nos hace partícipes de todo lo que siente, de todo lo que la atormenta tanto de su pasado como de su nueva vida. Me gusta la relación que existe entre madre e hija, en la que la pequeña es el típico ejemplo de personaje que tiene que madurar mucho antes de tiempo por las duras circunstancias que le han tocado vivir. Bron es una chica lista, resuelta, decidida… que no puede evitar a veces comportarse como la niña de 11 años que todavía es, aunque a nuestros ojos muchas veces aparente mucha más edad. Audrey y Bron, irán relacionándose poco a poco con los demás vecinos del pueblo, vecinos que conocieron y quisieron mucho a Tony y que poquito a poco irán revelando los motivos que hicieron que Tony ocultara su pasado como lo hizo hasta el día de su muerte.

No logré conectar con Audrey como me hubiera gustado; no me cayó mal ni mucho menos, pero no fue capaz de hacerme sentir la historia desde dentro, no me metió en su piel, sólo fue capaz de contármela y por eso me sentí demasiado alejada de ella.

La autora alterna la línea temporal del presente con el pasado a lo largo de toda la novela, para que entendamos lo que ocurrió y por qué ocurrió de la manera en que lo hizo. Para transportarnos al pasado, la autora utiliza fotos, cartas y viejos diarios que Audrey va encontrando a medida que avanza su investigación, y todos estos objetos logran dotar a la historia de una gran carga de romanticismo y nostalgia que consiguen hacer que esta parte de la novela sea de lo más especial por la melancólica forma en la que conseguimos viajar en el tiempo .

Lo que menos me gustó del libro, especialmente en la primera parte de la novela, es el exagerado uso de la descripción que hace la autora. Su estilo es demasiado detallista, minucioso de más y hay numerosos párrafos que sólo aportan páginas y espacio a la novela, sin ser para nada relevantes en lo que es el argumento del libro. A mí la narrativa tan descriptiva me aburre, sobre todo cuando no es en absoluto necesaria y lo único que consigue es ralentizar el ritmo de la novela.

Creo que la autora tenía una fantástica historia que contar, muy bien tramada y con un gran desenlace, por lo que no considero que necesitara haberle aumentado el número de páginas parándose con tanto detalle a describir la flora, fauna, color del cielo y olor del aire… A medida que avanzamos en la historia el ritmo va en aumento puesto que la descripción va disminuyendo, y en la parte final ya se centra completamente en la resolución de los asesinatos y ahí sí que consigue atraparnos y que no podamos parar de leer.


Ya sólo me queda invitaros a hacer las maletas e instalaros durante unos días en esta imponente casa construida en tierras australianas que como toda casa que se precie, tiene también nombre propio, Thornwood House. Estoy segura que a pesar del excesivo detallismo en la narrativa, esta historia logrará atraparos con sus misterios, sus secretos y sus asesinatos, así que instalaos, poneos cómodos y preparaos a disfrutar de una buena historia que no podréis parar de leer hasta que toda la verdad de la familia Riordan haya salido a la luz. Feliz estancia en la casa Thornwood!


domingo, 5 de octubre de 2014

LA ARTESANA DEL VIDRIO

               “La artesana del vidrio” de Petra Durst-Benning

En 1890, tras la muerte del viudo Joost Steinmann, un soplador de vidrio del pequeño pueblo de Lauscha en Alemania, sus tres hijas se quedan totalmente desamparadas al no contar con ahorros ni un oficio con el que poder salir adelante.

Las jóvenes hermanas Steinmann, Johanna, Ruth y Marie, tienen “la suerte”, de que un vecino cuyo taller de vidrio es uno de los más prósperos del lugar, las contrate como obreras, eso sí, a cambio de una jornada de interminables horas de trabajo y un salario completamente ridículo en comparación con la labor que desempeñan.

El lector conoce a las hermanas la misma mañana de la muerte de su padre, y en poco tiempo, podrá comprobar lo diferentes que son entre sí por muy unidas que estén entre ellas.

Johanna es la hermana mayor y actúa como tal. Es una joven independiente, valiente y luchadora, que no soporta tener que pedir ayuda y menos que se la infravalore por ser mujer. Uno de los rasgos más significativos de su carácter es su impetuosidad, especialmente cuando habla, y la poca mano izquierda que tiene para no hablar de más o contestar en los momentos menos oportunos… El no poder mantener la boca cerrada ante los abusos de su nuevo patrón, hará que sea despedida de su puesto y se tenga que buscar la vida en Sonneberg, la ciudad más próxima al pequeño pueblo de Lauscha, en donde la mayoría de las transacciones comerciales de la selva turinginia alemana son realizadas. Allí, por primera vez Johanna podrá desplegar sus alas y saborear esa libertad e independencia con la que siempre soñó, así como aprender el oficio de asistente de un intermediario comercial, para el que pronto verá que tiene muchas aptitudes. Sin embargo, a veces nuestras ansias de libertad no se ven realizadas por irnos lejos del hogar, y Johanna no tardará en darse cuenta de ello…

Ruth, es la hermana mediana, y se nos presenta como la más romántica y soñadora de las tres; también como la más superficial y a la que parece que encontrar el príncipe azul con el que siempre ha soñado es su máximo objetivo en la vida. No obstante, a pesar de las triviales aspiraciones vitales que tiene al principio, el personaje de Ruth será el que más evolucione a lo largo de la novela, el que tome las decisiones más adelantadas para los tiempos que le tocó vivir, y la que actúe con tanta inteligencia y astucia para los negocios como la que más de sus hermanas. Ha sido el personaje que finalmente me ha convencido más de los tres por la manera en que decide tomar las riendas de su vida.

Marie, la pequeña, es la más introvertida y la que lleva en la sangre toda la vena artística de la familia. También nos sorprenderá por la audacia que demuestra al ponerse al frente de un tubo para soplar vidrio ella sola, y aprender a utilizarlo de manera autodidacta para poder llevar a cabo todas las creaciones que pasan por su mente a lo largo del día. Marie será la pieza clave para que las hermanas Steinmann salgan adelante por ellas mismas, rompiendo todos los convencionalismos de la época en la que las mujeres dependían de los hombres absolutamente para todo.

Es así como, tres mujeres, consiguen sacar adelante un taller de vidrio creando adornos para los árboles de Navidad, gracias al indiscutible talento artístico de la pequeña Marie. Seremos testigos a través de las páginas de este libro, de cómo comenzaron a confeccionarse estas primeras bolas decoradas en vidrio que causaron un auténtico furor primero en Norteamérica y progresivamente a lo largo del mundo, una tradición que como todos sabemos, continúa todavía vigente en nuestros días, aunque se haya perdido toda la parte artesanal en la creación de las mismas.

Desde que empecé a leer la novela, y por supuesto, salvando las distancias, no pude dejar de pensar en “Mujercitas”, la fantástica novela de Louise May Alcott y uno de mis libros favoritos de la infancia. El hecho de estar protagonizado por tres hermanas, tan diferentes entre sí pero tan unidas, recordándome incluso Johanna a Jo, por su temperamento y personalidad arrolladora, la pequeña Marie a la dulce e introvertida Beth, y Ruth por supuesto a la coqueta Amy. También el personaje de Peter, un íntimo amigo de la familia Steinmann y vecino de toda la vida, me hizo pensar en el joven Laurei, siempre fiel y enamorado hasta las trancas de Jo, a pesar de los desplantes que ésta le hace a lo largo de su vida. El amor que demuestra Peter por Johanna también evoca la relación de estos dos personajes de “Mujercitas”. La época en que transcurre la historia también es parecida, 1860 aproximadamente en el clásico de Alcott y finales del siglo XIX en la novela que nos ocupa hoy, por lo que tanto las ropa como costumbres en ambas novelas son también muy parecidas.

La novela me ha resultado entretenida, pero la verdad es que cuando decidí leerla pensé que me iba a gustar muchísimo más y no ha sido así. El estilo y la narrativa de la autora me resultaron demasiado simples, y la historia tampoco me atrapó como para no dejar el libro.

Me habría gustado que la ambientación de la novela hubiera sido más detallada, especialmente las explicaciones sobre los talleres de vidrio y la técnica del soplado que en mi opinión tendrían que haber sido más explícitas, para que el lector pudiera valorar y entender mejor esta complicada técnica artesanal.

Lo mejor del libro son los personajes que nos encontramos en él, especialmente las hermanas protagonistas a las que sí me gustó conocer y de las que admiro profundamente la forma en la que lucharon contra los convencionalismos de su época para llevar a cabo sus sueños y salir adelante en la vida por ellas mismas. 

Por supuesto, también me encantó leer sobre el origen de los adornos navideños, que es un hecho que desconocía totalmente, y también tengo que decir que aprender sobre cómo se realizaban las transacciones comerciales en los negocios de los intermediarios también fue un punto de lo más interesante.


Así que os invito a conocer la historia de estas tres hermanas que con gran valor decidieron a finales del siglo XIX poner en marcha un taller de vidrio en el que creaban preciosos adornos para el árbol de Navidad. Una historia sencilla y entretenida con toques de “Mujercitas” que trata un tema que todavía no está demasiado explotado y que es lo que consigue que el argumento resulte tan atractivo.


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