“No
nos dejan ser niños” de Pere Cervantes
La agente de policía María Médem, acaba de incorporarse
hace relativamente poco tiempo a su puesto de trabajo tras haber sido madre y
haber finalizado su baja maternal. El hecho de tener un bebé y haber solicitado
un mejor horario para poder atenderlo de la mejor manera posible, ha tenido
como consecuencia para ella, tener que verse relegada a un puesto en la oficina
de denuncias, donde no puede disfrutar de su trabajo como verdaderamente le
gustaría y donde tampoco puede lucir su excelente preparación ni su excelente
profesionalidad como miembro del grupo de homicidios…María está sufriendo en
sus propias carnes por primera vez, la dura realidad de la llamada conciliación
familiar: ¿cómo poder seguir disfrutando y trabajando de policía al cien por
cien sin que las atenciones a su pequeño se vean perjudicadas?
Sin embargo, su trayectoria profesional, será
determinante para ponerla de nuevo al frente de un par de casos de homicidio
que acaban de tener lugar en Menorca y que están perturbando seriamente la
tranquilidad que suele reinar en la isla: dos mujeres de unos 60 años han sido
asesinadas en sus domicilios y el hecho de haber encontrado en ambas casas
pistas similares y un mismo patrón, hacen concluir que nos enfrentamos a un
mismo asesino. En las dos casas podía respirarse un fuerte olor a hierbabuena
cuando se encontraron los cadáveres, las dos casas había sido limpiadas en
profundidad, todo estaba impecable y reluciente cuando se descubrieron los
asesinatos, y una canción de Raphael , que había sido puesta en el ordenador
por el asesino durante los crímenes, servía como sintonía de la dramática escena
de muerte con la que se encontraba la persona que hallaba el cadáver…
Ante la ineptitud de los jóvenes policías que se
encargan del caso, la oficina central de Madrid manda a dos de sus mejores
hombres para intentar calmar el clamor popular y sobre todo, acallar a la prensa.
Roberto Rial antiguo compañero de María en la brigada de homicidios de
Barcelona y el joven Álvaro Aldea, llegan a la isla dispuestos a resolver el
caso a la mayor brevedad posible. Roberto, conocedor de la gran valía
profesional de María, exige que la incorporen a su equipo de trabajo, y es así
como María podrá volver a vivir de nuevo su profesión con la misma pasión con
la que comenzó cuando estaba en la academia.
Pero María no sólo estaba pasando una pequeñas crisis
laboral encerrada en la abarrotada y aburrida oficina de denuncias…Su vida
personal no pasa tampoco por el mejor momento: Bruno, su marido pasa la mitad de
cada mes en China por exigencias de su empresa, y no lo lleva nada bien, y
ahora con el bebé, muchísimo menos, pues la conciliación estando el padre fuera
se vuelve realmente complicada. Además de la distancia, las cosas entre ellos
ya no son lo que eran, y la llegada de Roberto, antiguo compañero pero también
antiguo gran amor, hará tambalear los cimientos de lo que ella creía que era
una nueva vida…
Y por si todo esto fuera poco, su suegra, a la que no
puede ver, decide instalarse en su casa sin haber sido invitada. Entre la
aversión que siente hacia ella y las extrañas cosas que comienza a hacer la
mujer, María no puede evitar pensar que su suegra es lo bastante psicópata como
para haber llevado a cabo los asesinatos que está investigando…pero,¿ estará
María siendo objetiva o el odio visceral que siente por su suegra la han
llevado por completo a perder el norte y a ver cosas donde no las hay?¿Quién es
el verdadero culpable del asesinato de las sexagenarias? Y ya os adelanto, que
estas dos, no serán las únicas víctimas de las manos que matan al compás de “No
nos dejan ser niños” de Raphael…
Tengo la suerte de conocer la preciosa isla de Menorca,
por lo que cuando leí que la novela trataba sobre unos asesinatos cometidos en
la idílica isla, la verdad es que me pareció un escenario magnífico en el que
pasar de nuevo un par de días, aunque sólo fuera a través de las páginas de
este libro… Hay que reconocer que las descripciones que el autor nos proporciona
de Ciudadela, Mahón, sus calas, sus calles y sus gentes, consiguen que el
lector visualice a la perfección el lugar en el que transcurre la acción. Otro
punto que me llamó poderosamente la atención, fue que la música elegida como
banda sonora de los crímenes fuera una canción de Raphael, todo un personaje y
gran cantante, pero cuya música jamás habría imaginado como sintonía para un
asesinato, así que con este hecho, el autor consiguió que mi curiosidad por la
historia también fuera en aumento… Que las víctimas fueran sexagenarias con
vidas apacibles también despertó mi interés y fue así como decidí que tenía que
leer esta novela policíaca, género que siempre logra hacerme sentir la mar de
entretenida.
Y así ha sido, he leído una novela de lectura ágil,
bien narrada, bien estructurada y que resulta verdaderamente entretenida. El
autor, además de ser escritor es policía, y su excelente conocimiento de la
profesión así como su experiencia, son palpables a lo largo de toda la
investigación que tenemos por delante. Me ha gustado la manera en que mezcla la
trama criminal con la vida personal de María, la parte profesional y la
personal se entrelazan con sutileza y de manera fluida, y Pere Cervantes
consigue que el lector se enganche también a la parte relativa a los problemas
sentimentales que atormentarán a la pobre María…
Como puntos fuertes de la novela, cabe destacar los
perfiles de los personajes que ha creado el autor, muy bien construidos y definidos.Me
han gustado mucho María y Roberto, protagonistas de nuestra historia, logré
conectar con ellos desde el primer momento y me encantó vivir de cerca su
relación y observar la química que existe entre ellos tanto profesional como
sentimentalmente. Los personajes secundarios también están muy logrados,
especialmente la suegra, cuyo papel ha sido trazado con pluma viperina y
consigue despertar nuestro peores sentimientos hacia su persona…
Tengo que destacar también el buen ritmo del que está
dotada toda la historia, especialmente gracias a la buena calidad de los
diálogos que podremos disfrutar a lo largo de toda la novela.
Como puntos negativos, tengo que reconocer que adiviné
demasiado pronto quién era el asesino y eso siempre resta emoción a las novelas
de este género…No pude imaginarme bien los motivos, pero sí por donde iban a ir
los tiros, y claro, a mí me gusta que me mantengan en vilo hasta el final por
lo que espero que en la próxima historia la resolución del caso me resulte más
complicada. El planteamiento de los asesinatos a sexagenarias y la escena del
crimen me parecieron muy acertados, como ya he mencionado anteriormente, sin
embargo, el motivo que se nos da por el cual estos crímenes fueron cometidos no
acabó de convencerme del todo… Y para terminar con lo que no me ha gustado, e
incluso me ha enfadado ha sido el final…Pero Pere Cervantes, ¿cómo has podido
terminar así la novela? No me refiero a que quede el final abierto ni nada por
el estilo, es simplemente que no me ha parecido nada bien que haya dejado a los
personajes de la manera en la que los deja… Como lectora habría cerrado el
libro mucho más contenta si el final hubiera sido completamente diferente.
Esta vez no me convence el libro, así que no me lo llevo.
ResponderEliminarBesotes!!!