domingo, 5 de octubre de 2014

LA ARTESANA DEL VIDRIO

               “La artesana del vidrio” de Petra Durst-Benning

En 1890, tras la muerte del viudo Joost Steinmann, un soplador de vidrio del pequeño pueblo de Lauscha en Alemania, sus tres hijas se quedan totalmente desamparadas al no contar con ahorros ni un oficio con el que poder salir adelante.

Las jóvenes hermanas Steinmann, Johanna, Ruth y Marie, tienen “la suerte”, de que un vecino cuyo taller de vidrio es uno de los más prósperos del lugar, las contrate como obreras, eso sí, a cambio de una jornada de interminables horas de trabajo y un salario completamente ridículo en comparación con la labor que desempeñan.

El lector conoce a las hermanas la misma mañana de la muerte de su padre, y en poco tiempo, podrá comprobar lo diferentes que son entre sí por muy unidas que estén entre ellas.

Johanna es la hermana mayor y actúa como tal. Es una joven independiente, valiente y luchadora, que no soporta tener que pedir ayuda y menos que se la infravalore por ser mujer. Uno de los rasgos más significativos de su carácter es su impetuosidad, especialmente cuando habla, y la poca mano izquierda que tiene para no hablar de más o contestar en los momentos menos oportunos… El no poder mantener la boca cerrada ante los abusos de su nuevo patrón, hará que sea despedida de su puesto y se tenga que buscar la vida en Sonneberg, la ciudad más próxima al pequeño pueblo de Lauscha, en donde la mayoría de las transacciones comerciales de la selva turinginia alemana son realizadas. Allí, por primera vez Johanna podrá desplegar sus alas y saborear esa libertad e independencia con la que siempre soñó, así como aprender el oficio de asistente de un intermediario comercial, para el que pronto verá que tiene muchas aptitudes. Sin embargo, a veces nuestras ansias de libertad no se ven realizadas por irnos lejos del hogar, y Johanna no tardará en darse cuenta de ello…

Ruth, es la hermana mediana, y se nos presenta como la más romántica y soñadora de las tres; también como la más superficial y a la que parece que encontrar el príncipe azul con el que siempre ha soñado es su máximo objetivo en la vida. No obstante, a pesar de las triviales aspiraciones vitales que tiene al principio, el personaje de Ruth será el que más evolucione a lo largo de la novela, el que tome las decisiones más adelantadas para los tiempos que le tocó vivir, y la que actúe con tanta inteligencia y astucia para los negocios como la que más de sus hermanas. Ha sido el personaje que finalmente me ha convencido más de los tres por la manera en que decide tomar las riendas de su vida.

Marie, la pequeña, es la más introvertida y la que lleva en la sangre toda la vena artística de la familia. También nos sorprenderá por la audacia que demuestra al ponerse al frente de un tubo para soplar vidrio ella sola, y aprender a utilizarlo de manera autodidacta para poder llevar a cabo todas las creaciones que pasan por su mente a lo largo del día. Marie será la pieza clave para que las hermanas Steinmann salgan adelante por ellas mismas, rompiendo todos los convencionalismos de la época en la que las mujeres dependían de los hombres absolutamente para todo.

Es así como, tres mujeres, consiguen sacar adelante un taller de vidrio creando adornos para los árboles de Navidad, gracias al indiscutible talento artístico de la pequeña Marie. Seremos testigos a través de las páginas de este libro, de cómo comenzaron a confeccionarse estas primeras bolas decoradas en vidrio que causaron un auténtico furor primero en Norteamérica y progresivamente a lo largo del mundo, una tradición que como todos sabemos, continúa todavía vigente en nuestros días, aunque se haya perdido toda la parte artesanal en la creación de las mismas.

Desde que empecé a leer la novela, y por supuesto, salvando las distancias, no pude dejar de pensar en “Mujercitas”, la fantástica novela de Louise May Alcott y uno de mis libros favoritos de la infancia. El hecho de estar protagonizado por tres hermanas, tan diferentes entre sí pero tan unidas, recordándome incluso Johanna a Jo, por su temperamento y personalidad arrolladora, la pequeña Marie a la dulce e introvertida Beth, y Ruth por supuesto a la coqueta Amy. También el personaje de Peter, un íntimo amigo de la familia Steinmann y vecino de toda la vida, me hizo pensar en el joven Laurei, siempre fiel y enamorado hasta las trancas de Jo, a pesar de los desplantes que ésta le hace a lo largo de su vida. El amor que demuestra Peter por Johanna también evoca la relación de estos dos personajes de “Mujercitas”. La época en que transcurre la historia también es parecida, 1860 aproximadamente en el clásico de Alcott y finales del siglo XIX en la novela que nos ocupa hoy, por lo que tanto las ropa como costumbres en ambas novelas son también muy parecidas.

La novela me ha resultado entretenida, pero la verdad es que cuando decidí leerla pensé que me iba a gustar muchísimo más y no ha sido así. El estilo y la narrativa de la autora me resultaron demasiado simples, y la historia tampoco me atrapó como para no dejar el libro.

Me habría gustado que la ambientación de la novela hubiera sido más detallada, especialmente las explicaciones sobre los talleres de vidrio y la técnica del soplado que en mi opinión tendrían que haber sido más explícitas, para que el lector pudiera valorar y entender mejor esta complicada técnica artesanal.

Lo mejor del libro son los personajes que nos encontramos en él, especialmente las hermanas protagonistas a las que sí me gustó conocer y de las que admiro profundamente la forma en la que lucharon contra los convencionalismos de su época para llevar a cabo sus sueños y salir adelante en la vida por ellas mismas. 

Por supuesto, también me encantó leer sobre el origen de los adornos navideños, que es un hecho que desconocía totalmente, y también tengo que decir que aprender sobre cómo se realizaban las transacciones comerciales en los negocios de los intermediarios también fue un punto de lo más interesante.


Así que os invito a conocer la historia de estas tres hermanas que con gran valor decidieron a finales del siglo XIX poner en marcha un taller de vidrio en el que creaban preciosos adornos para el árbol de Navidad. Una historia sencilla y entretenida con toques de “Mujercitas” que trata un tema que todavía no está demasiado explotado y que es lo que consigue que el argumento resulte tan atractivo.


6 comentarios:

  1. Lo estoy leyendo y también se me da un aire a Mujercitas (salvando las muchas distancias, claro)
    A ver cómo termina
    Besos

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  2. En principio no me llama la atencion pero no lo descarto definitivamente.

    Saludos

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  3. Lo del "toque Mujercitas" me ha gustado asi que, aunque solo le has dado tres estrellas, lo paso a mi ebook y a mi lista de espera ;)

    Saludos!!

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  4. Me llamaba la atención este libro, pero viendo tu reseña me parece que tengo que bajar mis expectativas, que veo que no te ha entusiasmado.
    Besotes!!!

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  5. Qué curioso, según te iba leyendo cómo describías a las tres hermanas yo me estaba acordando también de Mujercitas :) Replicar un poco ese patrón de personajes tiene sus riesgos y puede ser un acierto o un error, en este caso parece que ha salido bien y a mí me gustan los libros de personajes...

    Gracias y un saludo!

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