LA SAL DE LA TIERRA

                                “La sal de la tierra” de Daniel Wolf

El joven Michel de Fleury, se encuentra completando su formación como mercader en la avanzada y moderna ciudad de  Milán del siglo XII, cuando desgraciadamente recibe una triste carta de su hermano, en la que le informa de que su amado padre, acaba de fallecer de forma completamente inesperada.

Es por eso, que Michel debe interrumpir abruptamente su proceso de aprendizaje, para volver a su hogar, en el ducado de la Alta Lorena, y hacerse cargo de los negocios familiares como corresponde a todo primogénito.

Estamos en el año 1187, y el joven Michel se encontrará con la ciudad de Varennes, su pueblo, completamente sometido y ahogado por las duras presiones de impuestos y abusos de poder llevados a cabo tanto por la nobleza como por el clero del ducado.

Michel, a pesar de su juventud, ingresa en el gremio de mercaderes con excelentes ideas y propuestas para evitar que tanto los comerciantes como el resto del pueblo, tengan que vivir asfixiados por los excesivos impuestos con los que el déspota señor feudal los exprime, con el único fin de hacerse él mismo, más y más rico. De igual manera, el obispo del lugar, igual  o más avaricioso que los nobles de la zona, sólo mira por su propio interés y se muestra siempre partidario de cualquier tipo de trama que logre enriquecerlo o hacerle subir escalafones dentro del estamento eclesiástico.

Una de las ideas más innovadoras de Michel, que le hará ganarse para siempre la enemistad de su señor feudal, es la construcción de un puente propio, que no pertenezca a la nobleza, para poder así ahorrarse el tener que pagar los abusivos aranceles que el cacique exige cobrar cada vez que algún comerciante cruza su puente con mercancía, el único puente hasta ahora de la ciudad.

Al principio, la idea de Michel es considerada descabellada por los miembros del gremio más cercanos a la nobleza y también más cobardes, pero con la ayuda de aquellos que ya están hartos de los abusos de poder, su proyecto saldrá adelante y el nuevo puente de Varennes, no tardará en ver la luz, eso sí, las consecuencias que la construcción del mismo tendrán para el gremio, para el pueblo, y especialmente para Michel, serán completamente devastadoras….

Pero además de restablecer su trayectoria profesional a su vuelta a Varennes, Michel también se encontrará de nuevo con su familia y antiguas amistades. Su hermano Jean, un hombre bueno y humilde, al que para nada le interesan las relaciones comerciales, y quiere vivir feliz y tranquilo junto a Michel navegando y cargando en el salinero, ya que la sal es el principal producto con el que se comercia en la ciudad. También se encontrará con su gran amigo Gaspard Caron, su amigo de la infancia y cuyo padre los acogió a él y a su familia a su llegada a Varennes mucho tiempo atrás, un hombre al que le deben todo, ya que gracias a él consiguieron la libertad tan ansiada por los siervos en aquella época. Michel también se encuentra con Isabelle, la hermana pequeña de Gaspard, que se ha convertido no sólo en un auténtica belleza, sino en una joven aguda, divertida, inteligente y culta. Nada más verse, la chispa se encenderá entre ellos, y vivirán una apasionada historia de amor a lo largo de toda la novela, aunque lamentablemente, no será para nada un camino de rosas, ya que tendrán que enfrentarse a serias dificultades que intentarán que su historia de amor no pueda continuar… Una hermosa y apasionante historia de amor que nos hará sufrir lo indecible por las injusticias de la época, en especial, por las injusticias de las que eran víctimas las mujeres que no tenían decisión sobre nada aunque estuviera en juego su felicidad.

He disfrutado muchísimo con esta historia, me he sumergido en la Alta Edad Media desde la primera página, y he caminado, luchado, amado, reído y llorado junto a cada uno de sus personajes.

La novela es redonda, no sólo por contar con todos los ingredientes necesarios que uno espera encontrar en este tipo de historias, ya que tenemos intrigas, amor, guerras, pasión, amistad, traiciones, lealtad, lucha de poderes, lucha de los más débiles por salir adelante… sino porque el retrato de la sociedad de la época se nos presenta con sumo cuidado y detalle, como decía anteriormente, el lector se traslada a la época desde el minuto uno, y para mí, que un autor logre hacerme viajar en el tiempo con tanta facilidad y desde el principio, es todo un mérito y por supuesto, todo un regalo, ya que hacen que mi lectura sea de lo más placentera.

En cuanto a los personajes, también tengo que decir que todos y cada unos de ellos, han sido magníficamente perfilados y trabajados. El lector se forma una perfecta idea de cada uno de ellos, y el conjunto de todos ellos hacen sentir al lector partícipe de todo lo que les ocurre... lo atrapan, son cercanos, lo llevan con ellos a su ciudad, a sus problemas, a su lucha, a su historia...

Michel lo tiene todo para conquistarnos, es inteligente, bueno, pacífico, solidario, se preocupa por todo y por todos, y lucha por las injusticias que el pueblo tiene que soportar. Su historia profesional y personal es apasionante, y su historia de amor con Isabelle es de las que nos hacen suspirar, sufrir, sonreír e incluso nos llegará a desesperar…

E Isabelle, qué decir de ella, me ha encantado su frescura, su tolerancia, su inteligencia, su carisma e incluso su lucha por tener que aguantar todo lo que tuvo que aguantar por el simple hecho de ser mujer. Me ha encantado su mentalidad, tan abierta para la época, su manera de ver la vida y de vivirla, y lo importante que resulta su figura y su papel en momentos clave de nuestra historia.

Luego están los personajes malos malísimos que lograrán sacar lo peor de nosotros mismos deseando que les suceda algo para que desaparezcan de una vez, pero que como siempre estarán haciéndonos sufrir hasta prácticamente el final del libro, porque como bien dice el refrán “mala hierba, nunca muere”...

El contexto histórico, enmarcado principalmente por la tercera cruzada, llevada a cabo por el emperador Barbarroja así como la lucha por el trono alemán a finales del siglo XII principios del siglo XIII entre el Staufen Felipe de Suabia y el Welf Otón de Brunswick, son hechos que serán cuidadosamente narrados y detallados, y que afectarán y se entrelazarán perfectamente y de manera natural, con la ficción histórica que nos ocupa.

Ya no me queda más que recomendaros la lectura de esta buena, bonita y apasionante historia, que os sumergirá en la Alta Edad Media, os atrapará desde la primera página y disfrutaréis por la elegante y ágil manera en la que está escrita y narrada, una historia con un ritmo que no decae, que deja saborearse en los momentos que así lo requiere y que se enciende y agita en aquellos en que la acción tiene que ser más rápida y trepidante. Una preciosa historia de las que gustan, de las que terminas con pena por llegar al final, protagonizada por personajes con los que logras encariñarte y de los que cuesta despedirse. Una historia que ha logrado emocionarme hasta sacarme alguna que otra lágrima, y no sólo de tristeza, sino de pura emoción por ver de lo que es capaz de conseguir un pueblo que lucha por lograr lo que podríamos llamar un tímido pero contundente presagio de lo que sería la democracia futura.

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